domingo, 3 de julio de 2011

¿Y ahora, qué?

Hasta ahora siempre me había preguntado por el uso de la web en cuanto fuente de información y no como posibilidad de transformar el conocimiento. Claro, había escuchado muchas veces, de forma casi axiomática, la idea de que las nuevas tecnologías transforman la manera en que procesamos la información, pero por algún motivo siempre me lo figuré como un ejercicio pasivo, en el que el sujeto recibe la información de manera distinta, y no en que el sujeto modifica a su vez ese contenido ya no para sí mismo, sino también para los otros usuarios.

La mayoría de los recursos que había encontrado hasta ahora para la aplicación en el campo educativo (en el área de Lengua, a la que me dedico) no dejaban de ser trasposiciones de los mismos ejercicios tradicionales con una “lavada de cara” tecnológica: llenar los blancos, completar el crucigrama, incluso guías de preguntas y respuestas online. Y esto incluye cursos virtuales para docentes, en los que el formato es el mismo de la clase tradicional: se publica una clase escrita que uno debe leer, se pide que se resuelva una actividad y se publique en el foro, y se intenta generar un intercambio en ese medio que no es distinto del que podría ocurrir en un aula. Cuando tuve intención de diseñar actividades online, repetí el esquema. La única especificidad que realmente veía era la de la ausencia física.

Me pregunto: ¿cómo utilizar esta herramienta de forma verdaderamente significativa, y no como un aggiornamiento de las mismas prácticas tradicionales? ¿Cómo compatibilizar el cambio hacia la cultura participativa con el curriculum de conocimientos que debemos impartir? ¿En qué lugar quedan los sistemas de acreditación y evaluación? ¿Y en qué forma es esta participación diferente de la que podemos construir en el aula? ¿La respuesta? Se fue por allá…

5 comentarios:

  1. Los interrogantes los comparto. La respuesta, el balbuceo diría yo, me sugiere, que tal vez sea cuestión de dejarlo fluir, de proponer, de sugerir con timidez los recursos, los blogs, el twitter. Creo que hay que ser prudentes y evitar mostrarnos invasivas. A mí también me desvela la posibilidad de que se pueda realmente compartir y cruzar nuestra práctica, más allá del "hermoseo" y/o lavada de cara.

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  2. Qué interesantes reflexiones. Me dajaron pensando. Lejos de tener un mínimo atisbo de respuesta lo primero que se me ocurre es que la modificación de esas prácticas y esquemas tradicionales depende del posicionamiento del docente y qué es lo que quiere en eso que llamamos enseñar. Con respecto a prácticas concretas poco puedo decir, no tengo las herramientas para hacerlo.
    Pienso que las modificaciones o cambios positivos no vienen con las TIC si no a partir de ciertos usos que ellas posibilitan. Insisto, no me siento más habilitado que para hacer este tibio comentario.
    nos seguimos leyendo, saludos!
    (no me ofrece la opción de incluir mi URL! la colocó aquí, tocoparaelrecreo.blogspot.com)

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  3. ¡Qué buenos comentarios, gracias! Veo que somos varios pensando más o menos en la misma línea. De todos los blogs y comentarios que leí, creo que este concepto es fundamental: no poner la carreta delante del caballo (o en este caso, no poner las TICs delante del objetivo pedagógico). Eso es lo que nos lleva al "hermoseo." Esto también lo toman los blogs elplumerodeplomo, acatampoco y seguiparticipando

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  4. Yo también noté lo mismo con respecto a la transposición de las actividades a otro formato, incluso -como vos decís- en un curso virtual que hice hace unos años. Lo que me preocupa es pensar si tengo que -además- hacer otra carrera para incorporar de manera innovadora estas tecnologías.

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  5. Interesante interrogante Gracias por ayudar a pensar

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